jueves, 20 de septiembre de 2012

Cajamarca y sus Tejidos.


En la Región Cajamarca se producen y vende una gran variedad de tejidos artesanales de lana de oveja, alpaca e hilos poliéster, pero estos tejidos son producidos por personas que aman y difunden su cultura, y no solo con fines económicos. En tal sentido, se utilizan diferentes herramientas como el telar, la callhua o «telar a cintura», crochet, palillos, etc. Los principales productos son alfombras, alforjas, ponchos, mantas, cojines, chalecos, bolsas, mochilas, monederos, maletines, casacas, mantelería, frazadas, colchas, accesorios y otros. De estos productos, las frazadas y ponchos se producen con el instrumento conocido como callhua.

                                                                                                             Fotografía: Josh Rojas Terrones

La callhua es un instrumento de madera de 70 a 80 centímetros, utilizado para tejer tejidos hasta de 7 metros de longitud, los mismo  que, por un lado, son sostenidos en la cintura de la tejedora por una siquicha y un cungalpio,  del otro lado, los tejidos  van atados por un cungalpio y un pedazo soga a un poste bien posicionado. Las diferentes labores del tejido son obtenidas gracias al manejo que hace la tejedora de unos instrumentos de madera denominados illauas, las mismas que van unidas al tejido por hilos. Así mismo, la callhua ha sido utilizado por mujeres de  nuestra región desde sus inicios como sociedad, tanto así que no es posible determinar donde y quienes fueron las primeras mujeres cajamarquinas en utilizarla, pero se estima que es una tradición que se tomó del pueblo Inca.  


De otro lado, se sabe que hasta hace unos 20 años atrás, casi toda la población del área rural de nuestra región se dedicaba a producir tejidos con este instrumento, producción en la que participaban todas las damas de la familia. Sin embargo, en la actualidad, este tipo de trabajo ha disminuido en gran cantidad, por diversas razones como la utilización otros instrumentos como el palillo, crochet, telar, entre otros. Así mismo, el gran éxodo de señoritas de la zona rural a la zona urbana, determina que cada año sean menos las mujeres que viven en la zona rural y, por ende, hay menos posibilidades de producción. Sin embargo, existen algunas provincias como San Miguel, San Pablo y Celendín donde el uso de la callhua es todavía parte del trabajo y cultura de sus pobladores. 


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